martes, 2 de mayo de 2017

Una villa terracampina en la Edad Moderna: Villalpando

LA VILLA EN LAS DESCRIPCIONES DE 1645 Y 1829


José I. Martín Benito
 

Villalpando fue en la plena Edad Media una villa de realengo, poblada por el rey de León Fernando II de León hacia 1170 como plaza leonesa en la frontera con Castilla. El proceso de señorialización se inició con Alfonso IX, que entregó la villa a Juan Alfonso de Benavides. Despojado este del señorío, el rey Enrique II la entregó a Arnao Solier en 1369. Tras la muerte de doña María Solier en 1427, el señorío de la villa vino a parar a don Fadrique Enriquez, hijo del Almirante de Castilla, y a su esposa doña Sancha de Velasco Solier. Pero perdida la confiaza real, la villa fue entregada a don Pedro Fernández de Velasco y Solier, conde de Haro, en cuya familia -los Velasco- quedó la villa hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX.

En la Población General de España, de Rodrigo Méndez Silva (1645), describe a Villalpando como una villa amurallada, que contaba con diez parroquias, tres conventos de frailes, uno de monjas, seis ermitas y un hospital. Silva señala también su plaza cuadrada[1] y el palacio de los Condestables de Castilla, al que califica de “suntuoso”, con torres guarnecidas de artillería. Alude el cronista portugués a su decadencia, pues en su tiempo contaba con 400 vecinos, de los 2.000 que llegó a tener; ello se debía a que el trato y el comercio se habían desplazado a Medina de Rioseco[2]. Se refiere también a su escudo: "un sol, junto con las armas del Condestable de Castilla, su dueño".

Plaza Mayor (Villalpando).
 Villalobos, perteneciente a los Osorio, marqueses de Astorga, estaba también cercada de murallas y habitada por 300 vecinos repartidos en tres parroquias. Contaba con un convento de monjas franciscanas, que es el que todavía se mantiene. De aquí pondera Méndez Silva la buena cosecha de sus vinos,  mientras que de Villalpando añade que es “abundante de pan vino, caças y ganados”. 

A principios del siglo XIX parece advertirse cierta decadencia en Villalpando, al menos para los informantes del Diccionario de Sebastián Miñano (1825-1829), que comparan el momento con el pasado. Así, después de recordar que en otro tiempo el vecindario estaba dedicado al comercio, pero que esta actividad se había desplazado a la villa de Rioseco (lo mismo que alude Méndez Silva), se señala que “la agricultura no hace grandes progresos”, y que sus gentes “tienen una ciega aversión á todo arbolado”. Por entonces, Villalpando contaba con 2.732 habitantes, ocho parroquias, tres conventos (dos de frailes y uno de monjas), un hospital arruinado y un pósito. En la villa había también caja de Correos y casa de postas con ocho caballos y se celebraba un mercado todos los martes. Por su parte, Villalobos tenía 1.480 habitantes repartidos en tres parroquias, un convento de monjas, un pósito y un hospital.

Descripción de Rodrigo Méndez Silva (1645)


Villa de Villalpando
Rodrigo Méndez Silva.
Capitulo CIV (fol. 39 v)

            Esta Villalpando cinco leguas de Toro, en alegre llano, abundante de pan, vino, caças y ganados, por grandes partes: es cerca de muros, quatro puertas, con su poço de agua cada una. En tiempo de nuestros abuelos fue lugar de dos mil vezinos, mucho trato y comercio, que se passó à Medina de Rioseco, al presente serán quatrocientos, divididos en diez parroquias, tres Conventos de Frayles, uno de Monjas, seis Hermitas, buen Hospital, hermosa plaça, quadrada, fuera de quatro menores. Goviernanla Corregidor, dos Alcaldes Ordinarios, quatro Regidores, dos Procuradores, alcançando jurisdiccion de ocho lugares. Haze por armas un escudo un sol, junto con las del Condestable de Castilla su dueño, quinze escaques, siete deveros açules y blancos, ocho dorados. Aquí tienen estos señores suntuoso Palacio, y cada fuerte guarnecida de artilleria. Poblola el dicho Rey don Fernando Segundo de Leon, corriendo años 1170.

Prueva de lo referido

Don Alonso el Sabio, part. 4, cap. 8. el Arçobispo Don Rodrigo, vida de Fernando Segundo. Garibay, lib. 12. cap. 14. Ariz historia de Avila, part. 3. fol. 9. Rades, Coronica de Santiago, fol. 3.


[1] También Bernardo de Aldrete destaca su plaza: “Villalpando, gran lugar con una buena plaça i bien proveida hasta aceitunas sevillanas i Cordobesas”.


[2] R. MENDEZ SILVA, Población general de España. Ed. de Madrid 1675, fol. 39 v.

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